El comienzo de 2025 trajo una noticia poco amable para los hogares españoles: el IVA de la electricidad ha vuelto al 21 %. La medida, que pone fin a los tipos reducidos aplicados durante la crisis energética, se traduce en un incremento directo en la factura de la luz que ya se deja sentir en millones de presupuestos familiares.
Durante casi tres años, los consumidores se habían acostumbrado a un IVA del 10 % —una rebaja aprobada en 2021 para amortiguar la subida de los precios de la energía—. Su eliminación supone una vuelta a la normalidad fiscal, pero también un golpe adicional para bolsillos que todavía no se han recuperado del encarecimiento generalizado de los productos básicos.
El impuesto que pesa más de lo que parece
A primera vista, una subida de once puntos en el IVA puede parecer marginal, pero en la práctica se aplica a casi todos los conceptos de la factura: consumo, potencia contratada, alquiler del contador e impuestos eléctricos. No solo se encarece la energía que se usa, sino también los costes fijos del suministro.
Según cálculos de la plataforma Eave, un hogar medio que consume unos 250 kilovatios hora al mes pagará alrededor de 72 euros más al año únicamente por la parte impositiva. Otras estimaciones, como la de la compañía Vivolt, elevan el impacto hasta los 106 euros anuales para una familia con un consumo de 3 500 kWh.
El problema no termina ahí. Como recuerdan varios analistas energéticos, el IVA se aplica sobre el total del recibo, de modo que cada subida arrastra a su vez otros recargos, creando un efecto multiplicador.
La luz, un lujo doméstico
Para muchas familias, la factura de la luz se ha convertido en un termómetro de su estabilidad económica. La Federación de Usuarios y Consumidores CECU calcula que la electricidad representa ya hasta el 7 % del gasto mensual en hogares de renta media, y supera el 10 % en aquellos con ingresos bajos.
Con la vuelta al IVA completo, ese peso crecerá todavía más. “El problema no es solo la subida del impuesto, sino la acumulación de cargas en una economía doméstica que ya estaba al límite”, explica María Gómez, economista especializada en consumo energético. “Las familias no tienen margen: pagan más por la luz, por la compra y por el combustible. La suma es asfixiante”.
Un contexto inflacionario que agrava el golpe
El retorno al 21 % llega en medio de una inflación persistente. Según el INE, los alimentos básicos se han encarecido más de un 12 % en dos años y el precio del gas natural ha subido un 9 % desde 2024. El efecto combinado de impuestos y carestía puede suponer hasta 250 euros adicionales por año en el presupuesto de una familia tipo, de acuerdo con estimaciones publicadas por ABC.
Los hogares con tarifa regulada (PVPC) y los que usan la electricidad para calefacción o cocina son los más expuestos. En estos casos, la subida fiscal se suma a una mayor dependencia del consumo eléctrico y a una menor capacidad para negociar precios.
Las medidas que se evaporan
La decisión del Gobierno de retirar las bonificaciones coincide con la reducción de otros apoyos, como el bono social eléctrico, que pierde beneficiarios tras la revisión de requisitos en 2025. Para muchos, eso significa perder el último colchón frente a la subida de costes.
Las asociaciones de consumidores han pedido mantener un IVA reducido para los hogares vulnerables, pero de momento la medida no está sobre la mesa. “El Estado recupera recaudación, pero lo hace a costa de familias que ya han recortado en alimentación o transporte”, denuncia FACUA en un comunicado reciente.
Estrategias de supervivencia doméstica
Mientras tanto, los consumidores buscan fórmulas para amortiguar el golpe fiscal. Optimizar horarios de uso, revisar la potencia contratada y eliminar consumos “fantasma” son pasos básicos que pueden reducir hasta un 10 % del gasto. Otras familias optan por invertir en bombillas LED, enchufes inteligentes o sistemas de monitorización que permiten controlar cada vatio.
Pequeños cambios con gran efecto: un estudio del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) señala que una vivienda puede ahorrar hasta 300 kWh al año aplicando medidas de eficiencia simples, lo que compensa parcialmente la subida impositiva.
Una realidad que obliga a replantearse el consumo
La electricidad, símbolo de modernidad y confort, vuelve a ser un bien que requiere planificación. El aumento del IVA no solo encarece las facturas: redefine la relación de las familias con la energía, obligándolas a pensar cuándo y cómo encender la luz, calentar la casa o poner la lavadora.
En un país donde el consumo eléctrico crece un 3 % anual y la conciencia sobre la eficiencia avanza despacio, la vuelta del IVA pleno actúa como recordatorio: la energía tiene precio, pero también consecuencias.
Fuentes consultadas
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“Sube el IVA de la luz al 21 %: cómo afectará tu factura eléctrica” — Eave.es
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“El impacto de la subida del IVA en las facturas eléctricas” — Vivolt.com
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“Familias encajan un golpe de 250 euros por la subida de impuestos energéticos” — ABC.es
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“Adiós a la rebaja del IVA en la factura de la luz” — Huffington Post España
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“El año nuevo trae la vuelta del IVA al 21 % en la factura de la luz” — El País
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“IVA en la factura de la luz: todo lo que necesitas saber en 2025” — Eni Plenitude España
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“Estructura del mercado eléctrico español” — Wikipedia ES